sábado, 27 de septiembre de 2008

Not so preety my friend




"Aceites esmeralda, una auténtica inversión" y nos fumábamos un cigarro en el hall de la casa, una historia de auténticos oligarcas que quieren controlar el pueblo con su campaña política detrás de una empresa inmensa. Es provisorio decir que todavía respirábamos ese aire vicioso y olíamos cilantro en todas las comidas, aunque el último bocado estaría bien feo. El camino era una etapa de acertijos y misterios y las elecciones serían pronto. Todos con el PRD, se preveía que sería, todos con el PRD. Una lluvia torrencial caía desde el cielo, las gotas eran grandes y el viento hacia que de cuando en cuando su proyección fuese hacia la derecha, a veces hacia la izquierda. Todavía pensaba en ti, tus ojos verdes nunca habían desaparecido de mi ilusión, y rara vez sentía un placer tan grande como era recordarte bajo una tarde gris. La ciudad se levantaba a mi alrededor, unos rascacielos inmensos recorrían el plano, tapando agujeros de cielo, cortándome la respiración. Yo estaba vestido de negro, en mi espalda tenía una mochila azulada bien bonita, una Jansport, que hacia juego con mis tiradores grises. Giré para ver si venia el bus "Calidonia, Terminal" gritaba un negrito con los ojos bien abiertos.
Una circulación centrifuga, puro desfachatismo barato, ropa de marca y el descontrol desmedido del sistema, Un quarter, dos quarter, tres quarter, y la vergüenza de perder la identidad frente al consumismo. Todos están invitados, licuadoras a 6 dólares, remeras a 50 centavos, cadenas de comidas rápidas que se elevan y sacando la lengua sonríen frente al mejor postor. El dólar es sin duda un arma de doble filo, una chequera de crédito imaginaria donde nunca se acaba la deuda y siempre se construye sobre una nueva promesa, una nueva hipoteca. El canal es el que brinda las herramientas necesarias para que la ecuación sea perfecta. Sin embargo las calles dicen lo contrario. La distribución de la riqueza es una incógnita que todavía no ha sido develada. El canal recibió 319 millones de dólares en el primer trimestre del año fiscal 2008, ósea ¿Como puede haber gente con hambre si solo son 3 millones de habitantes en el país?. Es importante afirmar que las políticas de privatización en educación y salud tampoco ayudan a mejorar la situación actual. ¿ A donde irá todo este dinero?....
Balaceras todos los días, chucha que la vaina está jodida, que hay barrios impenetrables, mientras los rascacielos solo dan sombra, mucha sombra. Kunas, negros, judíos, mestizos, testigos de Jehová e incansables comerciantes conviven en una ciudad marcada por el descontrol del canal, el cruel ejemplo de que el sistema económico mundial es el que nos tiene atrapados en sus garras, infecta a sus colonias y las tiene bajo las ordenes del sucio mercado. "Somos la envidia centroamericana, acá rige el dólar" dicen las voces que responden a Dios. Platos descartables, comida de cartón, un mundo sin ideas, sometido a la degradación norteamericana. Aquí es donde la gente empieza a mirar hacia arriba..

domingo, 21 de septiembre de 2008

Contando cuentos cortos



Una lluvia torrencial caía desde el cielo, las gotas eran grandes y el viento hacía que de cuando en cuando su proyección fuese a la derecha, a veces hacia la izquierda. Todavía pensaba en ti, tus ojos nunca habían desaparecido de mi ilusión, y rara vez sentía un placer tan grande como lo era recordarte bajo una tarde oscura y gris. A mí alrededor unos rascacielos inmensos recorrían el plano tapando la luz, cortándome la respiración. Yo estaba vestido de negro, en mi espalda tenía una mochila gris, bien bonita, que hacía juego con mis tiradores blancos. Giré para ver si venía el bus, "Calidonia, terminal" escuché. Voltié otra vez y noté que alguien había abierto el pequeño bolsillo de mi mochila. Levanté la mirada y lo vi escapar en dirección contraria al tráfico de los autos, e inmediatamente comencé una carrera de persecución, dispuesto a encontrar a mi enemigo. Su andar era recto, iba bien rápido, pero yo también estaba activo y mis piernas, que son largas y firmes, volaban en el pavimento. El sentía mi aliento en su nuca, cuando doblamos la esquina del ciber café y nos topamos de frente con un desfile de cardenales vestidos de violeta, seguidos por una banda de vientos y percusión. Él se estrello contra un trombón y dejo caer de su mano derecha mis cigarrillos de chocolate y una cadenita de oro. Giro para la derecha y siguió corriendo hasta la 5 de mayo, por la peatonal. Fue lo último que hizo el vendedor de sueños; un carrito de helados se le cruzó por el camino y lo mando derecho al vidrio de la panadería de enfrente. Cuando la policía llego a la escena del robo, lo acusó de tenencia de drogas ilegales y desacato a la autoridad, y nunca más salió a ver el sol.