jueves, 7 de mayo de 2009

Entre casa

Fuimos tormenta, fuimos fuego, fuimos agua y paisajes en el invierno primaveral de México. Fuimos lo que se llamaba aventura, lo que nos guiaba en las penumbras era esa dulce voz de la conciencia, la vida y los métodos más divertidos de las historias. Somos y seremos libres mariposas lejos de la violencia, la que padecimos meses atrás, la que nos envolvió sin pedir permiso, de la que salimos más airosos, con más energía y vitalidad. Estuvimos cerca del olvido, sin embargo pedimos ayuda y ahí acudieron, ahí están esas imágenes vivas. El cielo en Buenos Aires es azul, las hojas de los árboles están cayendo de a montones y las calles están cubiertas de secas hojas amarillas. El viaje sigue por aquí, estos momentos son nuevos e intensos, somos un sueño brillante. Antes de volver aquí pasamos por tierras inmensas, desplegando el andar del buen caminante y la espalda de un burrito de montaña. Fueron más de veinte casas, treinta quizá, gente que me ayudo mucho, Doña Lila, también los tíos de Rober, Ingrid, El Negro, Luchi y Rocí, la señora Ana, la familia entera de Claudia y Andrés, Julián Silva y la familia en Bucaramanga, Juanita, Juliana, Yari, Carlitos, Santi y Cata, Mariana y Carlos, Antonia, Areli y Los Garrone, Los Gatos Locos, Franco y Daniela, El Daniii, Alex y Beata, Raigo, Cielo y compañía, mucha gente pues, muchísimas personas más también, que se pusieron las pilas. Esos cielos nublados, grises y siempre calientes. Historias del camino hubo muchas, ladrillos de adobe secados al sol, cacao en pleno verano venezolano por el camino selvático que lo envolvía, el sol se recostaba sobre las montañas, los plataneros se abrían hoja por hoja mientras abrían su pecho respirando ese aire tan reconfortante. Las gallinas bailaban alrededor de los pequeños cerditos, y de las chimeneas de las casas salía un aroma a arepa asada con queso....

Así te invitaban a entrar y una rica comidita te esperaba detrás de esa humilde puerta....

Me acuerdo de lluvias torrenciales, de esas que no paran nunca más, días y más días en Ecuador, días de Esmeralda.
Y llega el frío de a poco, época de cosecha fina y baños de albahaca al Sol.
Queda entonces haber aprendido muchas cosas, muchísimas enseñanzas y ahorita es tiempo de ponerlas en práctica...

Que siga siendo este medio una suerte de inspiración imaginaria!!!!