miércoles, 19 de diciembre de 2007

El día a día, la vida Chamo...

Estoy en el aire, estoy saboreando el pollo con salsa de mango, una última brisa de aire me da un gran impulso, me lleva a develar una incógnita. Una extraña sensación me invita a pensar que hay algo más detrás de esa puerta, una luz en el infinito. La historia con Pelusa fue libre desde el primer momento, free si me entiendes?, ambos sabíamos que mucho no podía durar, no valía la pena precipitarnos, pensar en un futuro cuando ser joven es una bendición. Sin embargo, que se haya encontrado con ese montañero sí que me dejo sin aliento, a mí haberme dejado por ese grandulón, así es, así son las chicas. Aunque estaba dolido por la situación (poco lo demostraba igualmente) me quede en la playa, me atrapo la suavidad, el aire de mar, esa atmósfera perfecta entre los caracoles y la arena. Los fines de semana comíamos mariscos y tomábamos ron, buen ron. En la semana nos buscábamos la vida, tu sabes, rastrillando la basura, alguna buena frutica y a bañarnos al río. "Hay que seguir viajando mi hermano" eso me dijo una noche sin estrellas Cara de Loco. Él era extranjero, del sur me dijo, aunque nunca le entendí bien de que país. El tipo era flaco, tenía la mirada perdida, buscando siempre alguna anécdota que contar. Un perro digno, dispuesto a ayudar a quien lo necesite, solitario, melancólico, pensando siempre a la luz de la luna. Chicharron andaba con él a veces también, aunque Cara de Loco era solo, andaba solo. Él me enseño mucho, un idealista. También estaba La Viejita, la más respetada entre los perros de la playa. Ella andaba de costado, con sus tetillas cerca del suelo, tan dulce, tan especial. Luego de haber masticado burda de huesos sus dientes delanteros estaban flojos, pero su vitalidad y sabiduría crecían día tras día. Ella me ayudo mucho cuando llegue a la playa, me adoptó, me mostró como se guerreaba, el día a día, la vida Chamo. Ni las garrapatas nos paraban en ese entonces, éramos libres, éramos la revolución. Un día llego, a todos nos llega y a Cara de Loco le llego. Era una tarde hermosa, los zancudos nos rasguñaban la espalda, la Viejita se rascaba mientras me sacaba la lengua, guiñándome los ojos, tan linda. Yo cantaba " y me pongo loco y fantaseo con el mar" volvía en mí, miraba al horizonte y más allá, cuando de improvisto llegó Chicharon. "Que pasa Chicha" le dije, y él solo me miro, esa cara de zorro triste me avisaba una nueva fatalidad; "Hey Caramelo es Cara de Loco, está mal". Todos corrimos, aunque llegamos tarde, muy tarde. Cara de Loco yacía tirado en la arena, con una herida abierta en el pescuezo, tiritando, indefenso entre el dolor y lo desconocido. Lo miré, me miró, nos unimos en un solo ladrido de auxilio. "Fue el Negro, el que está con Pelusa" me dijo Chicha. Volteé la cabeza y ahí estaban esos ojos amarillos, punzantes, buscando saciar su hambre. Fue entonces cuando fuimos por él. Los Valientes perros buscan al asesino, pensé que dirían los periódicos, pero solo nos quedamos viéndolo, sin poder decirle nada. Pasaron los días y enterramos a Cara de Loco, todos lloramos al extranjero. La vida siguió en la playa, pero la vibra no era la misma, menos música, más Ron. Sí, me perdí en la bebida, en la depresión. La magia estaba en el aire, aunque no la encontraba, tu sabes, aparece en el momento preciso. Chicha se fue, se enamoro de un coronel, como la farolera, y partió hacia Puy Puy, nunca más lo volví a ver. Yo por fin coroné una familia de maracuchos, y me fui de la playa y de Pelusa. Empecé a comer bien, a jugar al golf los fines de semana, whisky and Rock n´Roll. Siempre voy a extrañar esos días de aventuras. Nunca volví a ver a ninguno, aunque a veces se me aparecían en la mente, buscándome, persiguiendo el sueño venezolano.
La última escena que recuerdo de mi vida fue cuando se abrió esa puerta, allí estaba, tan hermosa, con ese ángel en sus ojos, sus piernas delgadas, su dulce mirada, primavera y frutillas con crema. No, no era Pelusa, era la Viejita que me invitaba el pollo con salsa de mango, mi último pollo con salsa de mango....

sábado, 8 de diciembre de 2007

La feria de Coro



“Hay manillas, hay manillas para su hija señora" grita Luciano mientras los venezolanos emergen de los pasillos, sin contemplar lo que ven, sin apreciar el producto. Sin embargo compran asiduamente lo que hay delante de ellos, el consumismo perfecto. Un desierto, montañas de arena donde los atardeceres nublan la visión, emocionan el alma. Las casas coloniales brotan de los cimientos con sus colores intensos; las hay rojas, amarillas, verdes, marrones y naranjas. Estamos viviendo entre el compartir y el cambiar el mundo, hacerlo mestizo y de ojos felices. Camino rápido por la avenida principal, vestido de rayas, con un sombrero de colores. Llego a la esquina, miro a mí alrededor y el sol esta empezando a bajar su intensidad, es la hora perfecta. El semáforo cambia su luz, de verde, juega con el amarillo y cambia al rojo; las pelotas vuelan por el aire, se cruzan, pasan por mi cabeza, debajo de mi pierna. Mis ojos sienten un juego de sombras a mis lados. Cuatro agentes de la ley se me acercan, me toman de las manos y me obligan a subirme a un auto....

“Súbase al carro malandro, que es eso de estar pidiéndole plata a la gente
“Pero señor yo lo que estoy haciendo es arte, hacer malabares me entiende...
“Usted porque anda así, sin casa, que hace en Venezuela?
“Estoy viajando señor
“Pero que tan mal están en su país ustedes los malandros?
“A ver papi si me dejas de decir malandro, ustedes saben hacer algo con las manos o solo pum, pum
" solo pum pum", me dijo mientras me miraba fijamente a los ojos.

Llegamos a la comisaría, monatañas de basura por todos lados, viernes a la tarde, momento de cerveza y whisky en el destacamento

" Jefe trajimos un chamo que estaba pidiendo en la calle"
El comisario: Ojos altones, moreno, encerrado en una oficina sin vida, sin ventanas.
" Sabe argentino va a tener que quedarse aquí contándonos sobre su vida por lo menos una hora, así no vuelve al semáforo a molestar a la gente...

Así fue, encerrado en una comisaría con 10 policías borrachos que hacían preguntas que iban desde lo gracioso a la insólito. A la salida me fui a la feria, a vender algunos cuentos, a hacer la plata del día....
Una tortilla de papa, un jugo de Guayaba y un marranito en Patineta...

Seguimos por el camino de la imaginación…. Cuidado por donde pisas…

martes, 27 de noviembre de 2007

Ay Caramelo...




Estoy por llegar a la puerta, solo me falta un brinco más, un pequeño salto, quizá un rebote y llego, a ese pollo con mango. También nos gusta andar con Chicharron. El tipo es respetado en la playa, uno de esos compañeros con los que hay que llevarse bien. Chicharron es tricolor: marrón, blanco y negro; el pelo bien rizado y con aliento a chicharron. Su caminar es erguido, elegante; el hocico es recto; su mirada penetrante. Tenemos una pacifica relación, aunque con esa cierta desconfianza con la que andamos con la gente, la normal pues. Recuerdo una noche sin luna que nos perdimos entre el impulso y la incertidumbre. "Vamos por ella Caramelo" me dijo, " si va, si va Chicharron" le respondí. La aventura era difícil, pero intensa. Dos perros, un camino, y un solo objetivo: encontrar a Pelusa. Salimos por el barrio, comimos algo en el restaurante de mariscos y seguimos viaje, dejamos los fantasmas atrás.
La orilla de la playa de Cuyagua estaba cubierta de piedras, el mar nos regalo una brisa que había acelerado el oleaje, mientras una nube de mosquitos nos perseguía saciando su sed. "Hey usted sabe que si trepamos esa montaña llegamos al Vigía" le dije a Chicharron. El Vigía, una extensión montañosa que desciende al mar y desde donde se puede contemplar toda la playa, era una misión peligrosa. Una extraña sensación se había apoderado de mis prioridades, aunque en el fondo sabía que quería impresionar a Pelusa, tú sabes, aparecer desde lo alto de la montaña, conquistarla otra vez. "Hay que caminar en silencio, el sendero es peligroso " me advirtió Chicharron determinando que el impulso se había convertido en una próxima acción, una realidad. Comenzamos la travesía trepando algunas rocas filosas, mientras la adrenalina se esparcía por nuestro cuerpo como las burbujas estallan en el agua cuando hierve. Las estrellas se asomaban entre la sombra de los árboles, nuestra respiración estaba agitada, muy agitada. La cuesta estaba empinada, requería de saltos estratégicos, calculados con exactitud, cada pata, cada huella. "Cuidado chamo" me advirtió Chicharron, pero ya era demasiado tarde. Mis dos patas delanteras se resbalaron, se deslizaron como dos patines sobre la superficie y caí como un trompo hacia el vacío. Fue todo muy rápido, creo que me desmayé. Estaba echado en la arena, había caído muchos metros y allí la olí, ese intenso aroma a jazmín, a fresas con crema en primavera, a mariposas que revolotean en la panza. Cuando abrí los ojos allí la vi, sentada al lado mío, mirándome sorprendida. El problema (siempre hay un problema entre los perros) era él. Sus ojos amarillos, su pelaje oscuro con tintes marrones, una mezcla de doverman y perro de la vida, un sujeto sin sonrisas. "¿Caramelo qué pasó? me dijo ella y yo cerré los ojos otra vez. Cuando los volví a abrir allí estaba Chicharron. "Fue un espíritu Chicha, ellos se fueron caminando al mar" le dije y los parpados se me cerraron nuevamente perdiéndome entre las sombras de la noche.

Continuará

martes, 20 de noviembre de 2007

El espectáculo va a comenzar: 3,2,1 --- ATENTOS


El mar se mueve ante tus ojos, una alfombra azul que se despliega formando olas que se estrellan contra las rocas. En medio de la inmensidad un cardumen se pasea esquivando las redes de los pescadores. Hay una breve brisa que entra calmando la sed de los lugareños, más de uno está buscando cocos para beber su refrescante agua. Me siento a buscar la línea del horizonte, es una eterna recta que separa el cielo del mar. A lo lejos llego a divisar un barco carguero, parece un camaronero perdido en medio del océano. El barco tiene colores claros: blanco, rojo, naranja quizá. Es un punto en la línea, aunque no se ubica en el centro; está inclinado hacia la derecha coqueteando con las montañas. A mi derecha hay un perro; es marrón claro y tiene una mirada perdida. El perro está dormido, se mueve un poco, creo que está soñando.

El marinero perdido

- Edwin adelante la cena por favor que hay un ventarrón en el mar
- Sí mi capitán
- y por favor avísale a Tiago y a Paco que terminen de guardar el pescado y te den una mano.
Edwin asiente con la cabeza frente al capitán Burstainer y luego voltea en dirección contraria buscando la cocina del barco. Edwin es pequeño de tamaño, aunque a sus recientes 28 años todavía luce su cara de niño imberbe.
- Tiago este que Paco, dice Burstainer que me pelen la zanahoria cuando terminen el pescado
Las carcajadas no tardan en llegar
- Cada día más marico Edwin

Paco y Tiago son inmensos, dos roperos flotando en el mar. Paco es un poco más viejo, y se nota a simple vista que no le gusta que lo molesten ni lo cargoseen mucho. Tiago tiene una sonrisa muy particular: le faltan los dos colmillos. La cocina del barco es pequeña, pero es normal para estar en un barco. El ambiente huele a pescado y hay una vela encendida en cada esquina, iluminando las caras de nuestros protagonistas. Mientras tanto Tiago corta los camarones con los dientes.
- “Es una técnica que aprendí en Puerto Cabello”, aclara mientras escupe la piel del camarón.
Las mesadas tienen una gruesa pared de grasa encima, y en el piso está regado de cáscaras de yuca y escamas de sábalo. Los tres marineros están trabajando en la cocina, en orden, con el mismo ritmo. Tiago sigue escupiendo la piel de los camarones, disfrutando el sabor del pescado fresco. En ese momento, casi de improvisto, un camarón que había quedado vivo ataca a Tiago y le arranca un diente que tenía flojo.
- ahhhhhhh mis dientes, mamahuevo, mis dientes.
Edwin y Paco estallan de risa. Edwin se tira al piso y se hace pis de tanto reirse.
- mira el marico no puede aguantar la risa, dice Paco.
Tiago se toma la cara y corre hacia la popa del barco. Sube la escalera de madera corriendo, dando grandes pasos, salteando algunos escalones; en el camino se estrella contra el capitán Burstainer y tras unos cuantos pasos se golpea la cabeza contra el tímón y cae girando como una clava hacia el océano......

Caramelo


Éramos dos, éramos felices, éramos perros. Corrí hasta la puerta de la casa y en mi carrera desenfrenada solo pensaba en rascarme la cola, girar el pescuezo y morderme arriba de la cola tironeando el pedazo de cuero. Sin embargo es sumamente importante que llegue a la puerta de entrada, quizá hay algo de comer, ese olor ya lo sentí algunas vez, es pollo con papas y tiene salsa de mango. Algunos perros disfrutamos mucho el pollo, otros prefieren las carnes rojas y los pescados. A veces salimos con Pelusa y damos vueltas, muchas vueltas. Recuerdo todavía cuando nos parábamos en frente del restaurant de mariscos y yo le preguntaba a Pelusa:
" ¿Pelusa que querés comer?"
Solo era mirarnos y entender que había mucho más que una historia de amor allí. Yo le decía que éramos la Luna y el Sol, que éramos magos volando entre los espejos, pero en el restaurant siempre hablábamos de mariscos. Pelusa era de clase alta, una chica que no se pierde con cualquier perro callejero. Su padre era ovejero alemán y su madre una chica de la playa. "quiero pescado" me dijo ese 21 de noviembre, pero yo presentía que solo habría pollo esa noche. Así vagamos por los barrios, jugábamos con los primos, perseguíamos gatos, era pura la energía con Pelusa. Un día ella me dejo y se fue a la playa, me dijo que a tomarse un tiempo para pensar. "Fino Chamo" me dijo y se fue. Antes de irse me dejo una carta: " Una vez conocí un mago, un constructor de sensaciones que cargaba mazos de cartas, luces y hasta dados de colores. Me enseño que el arte de la magia es una simple ilusión. En la playa los espíritus se ven en el mar" eso solo decía la carta. Me asusté Pelusa, y no te acompañe, no estaba preparado para espectros ni magos todavía. Tus ojos eran grises Pelusa, así fue que nos besamos en la oscuridad. Estoy por llegar a la puerta, solo me falta un brinco más....

Continuará

domingo, 14 de octubre de 2007

Bogotá, D.C. (Destino de un cuentero)




Caminaba de espaldas al edificio Colpatria, sobre la carrera séptima, mientras unos pasos me seguían por detrás. El tráfico no dejaba cruzar a la gente, quizá era hora pico, quizá se había terminado el pico y placa. Era un tibio domingo de septiembre, y en el aire de Bogotá se respiraba solo cenizas. Volví a escuchar los pasos detrás de mí y pensé todos sienten que alguien los sigue en Bogotá. Cuando gire mi cabeza él estaba ahí, un muchacho, me miró y me mostró dos euros. “Cuantas cosas me puedo comprar con esto” me preguntó el joven. Su rostro tenía algunas manchas, parecían quemaduras de la noche anterior; estaba vestido con un manto negro, muy sucio. Su pelo negro que le llegaba por los hombros tenía algunos agujeros. “Así pasa, así son” me respondió cuando le pregunte quien lo había maltratado así. Toma esto es lo único que te puedo dar hermanito, un Varieté. A veces la policía por las noches los inyecta, los golpea, les prende picanas, los mata sin escrúpulos. Ellos caminan por las calles, pidiendo ayuda, mientras el consumismo les da bofetadas en la cara.

Las cenizas provenían de la montaña. Una nube gris estaba bajando desde las alturas, asfixiando de a poco a todos los habitantes de la ciudad. Me acuerdo que era el último domingo de septiembre y pensé en tomarme un cafecito en La Candelaria. Uhhh la Candelaria, un barrio de casas de colores, de artesanos, de bohemios, de escritores….
Llegue al Chorro de Quevedo (la plaza donde supuestamente empezó la ciudad) y me senté a escuchar a un cuentero… “¿Cúal es la diferencia entre un vidrio y un espejo?” me preguntó. Yo estaba pensando en el proceso bolivariano de Chávez cuando mi compañera me despertó. “Tal vez el material” le contesté y volví a sumergirme en la revolución. Cada vez se veía menos, el aire se había transformado en una densa masa que bajaba desde los cerros. Me levanté luego de dejarle una moneda al cuentero y comencé a vender Varieté ´s.
“Hola si que tal, muy buenas tardes… yo vengo viajando desde hace algunos meses y bueno está es la forma que tengo para solventar el viaje no…)
Pufff seguimos por el camino de la imaginación.

El sol bajaba, el calor se iba, el frío llegaba y esa espesa nube estaba cada vez más instalada en la ciudad. “El gobierno de Uribe apoyó la guerra contra Irak, el plan Colombia (riego indiscriminado de gilfosato sobre las plantaciones y sobre los campesinos colombianos, ósea guerra química contra el agua, el aire y el clima de este mundo) y vuelven a las Farc una potencia nacional” se escucha por las calles de Bogotá hoy. Una guerra, dos guerras, tres guerras. Un Vietnam, dos Vietnam, tres Vietnam. Llega la noche y el pueblo se esconde, ¿de que se esconden?. Entro a un bar, me siento a leer un libro de Andrés Caicedo, pensando en lo que esconde una ciudad en su interior. El norte y el sur, así se divide la gran metrópoli colombiana, pobres contra ricos. Levantó la cabeza y miró en la TV que la montaña se está incendiando. Llamo a la mesera y le pregunto “te puedo pagar con un Varieté”.

Bogotá, septiembre….

Bucaramanga Experience 2007

Ballenato a todo volumén, una cuadrilla todo terreno. Las montañas invitan a apreciar está bella ciudad en pleno crecimiento. Así como en otros lugares del mundo, la especulación inmobiliaria y las grandes edificaciones están por doquier...
" Hey ñero malparido, venga tomese una cervecita, coma algo ñero"
Gracias por la buena energía gente.

La banda de atrás.







miércoles, 10 de octubre de 2007

El Che, caminando por los pueblos



De Rosario hasta la Higuera no hay tantos kilómetros, aunque esos fueron sus primeros puntos de inflexión. Atravesó nuestro continente desplegando la bandera de la solidaridad, como alguna vez le escribió a sus hijos "sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario". Su vida y obra serán por los siglos de los siglos un estandarte en medio del campo del horror que hoy la civilización del consumismo inyecta en todos nosotros. Tomamos algunas notas, poemas y resúmenes de él y grandes escritores:

El Miedo global

Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tiene miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas, las armas tienen miedo a la falta de guerras.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía.
Miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión, miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar.
Miedo a la multitud, miedo a la soledad, miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo a morir, miedo a vivir.

Eduardo Galeano



Yo tuve un hermano

Yo tuve un hermano
no nos vimos nunca
pero no importaba

Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía

Lo quise a mi modo
le tomó su voz
libre como el agua

Caminé de a ratos
cerca de su sombra
no nos vimos nunca
pero no importaba

Mi hermano despierto
mientras yo dormía.
Mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida


Julio Cortázar

Che

Lo han cubierto de afiches, de pancartas
de voces en los muros
de agravios retroactivos
de honores a destiempo

lo han transformado en pieza de consumo
en memoria trival
en ayer sin retorno
en rabia embalsamada

Han decidido usarlo como epílogo
como última thule de la inocencia vana
como añejo arquetipo de santo o satanás

y quizá han resuelto que la única forma
de desprenderse de él
o dejarlo al garete
es vaciarlo de lumbre
convertirlo en un héroe
de mármol o de yeso
y por lo tanto inmóvil
o mejor como mito
o silueta o fantasma
del pasado pisado

sin embargo, los ojos incerrables del Che
miran como si no pudieran no mirar
asombrados tal vez de que el mundo no entienda
que treinta años después siga bregando
dulce y tenaz por la dicha del hombre.


Mario Benedetti

Che Guevara

Como si San Martín la mano pura
a Martí familiar tendido hubiera,
como si el Plata vegetal viniera
con Cauto a juntar agua y ternura,

así Guevara, el gaucho de voz dura,
brindó a Fidel su sangre guerrillera,
y su ancha mano fue más compañera
cuando fue nuestra noche más oscura.

Huyó la muerte. De su sombra impura,
del puñal, del veneno, de la fiera,
sólo el recuerdo bárbaro perdura.

Hecha de dos un alma brilla entera,
como si San Martín la mano pura
a Martí familiar tendido hubiera.


Nicolás Guillén


Dedicada a la mujer latinoamericana

Vieja María vas a morir
quiero hablarte en serio
ni pidas clemencia a la muerte
para ver crecer a tus caricias pardas
los cielos son sordos y en ti manda el oscuro Ernesto Che Guevara de la Serna
sobre todo tendrás una roja venganza
lo juro por la exacta dimensión de mis ideales
tus nietos todos vivirán la aurora
muere en paz vieja luchadora


Ernesto Guevara de la Serna



"Nuestros ojos libres se abren hoy a nuevos horizontes y son capaces de ver lo que ayer nuestra condición de esclavos coloniales nos impedía observar; que la civilización occidental esconde bajo su vistosa fachada un cuadro de hienas y chacales".
En el discurso a la XIX Asamblea General de las Naciones Unidas.(11 de diciembre de 1964).


La aventura:

¿Comandante usted sigue siendo Argentino?
Entrevista en la reunión ministerial del Consejo Interamericano Económico y Social de la OEA, 9 de agosto de 1961.

- Yo nací en Argentina... Permítame que sea un poquito pretencioso al decirle que Marti nació en Cuba y Martí es americano; Fidel nació en Cuba y Fidel es americano: yo nací en Argentina, no reniego de mi patria de ninguna manera, tengo el sustrato cultural de la Argentina, me siento tan cubano como el más y soy capaz de sentir en mí, el hambre y los sufrimientos de cualquier pueblo de América, fundamentalmente, pero además de cualquier parte del mundo.

"Allí comprendimos que nuestra vocación, nuestra verdadera vocación, era andar eternamente por los caminos y mares del mundo. Siempre curiosos, mirando todo lo que aparece ante nuestra vista. Olfateando todos los rincones, pero siempre tenues, sin clavar nuestras raíces en tierra alguna, ni quedarnos a averiguar el sustratum de algo; la periferia nos mandaba".

El 9 de octubre pasado se cumplieron 40 años de la muerte del Comandante Ernesto Che Guevara de la Serna. Este es el pequeño homenaje....

Desde Venezuela, Mérida


Le Tit...
El turclown....




Fuentes:

- Patas para Arriba, pág 83 (Eduardo Galeano).
- Archivo reunión ministerial del Consejo Interamenricano Económico y Social de la OEA, 9 de agosto de 1961.
- discurso a la XIX Asamblea General de las Naciones Unidas.(11 de diciembre de 1964).
- poemas de Mario Benedetti, 1967
- poema de Julio Cortazar París, 29 de octubre de 1967
- poema de Nicolás Guillén, 1964

domingo, 7 de octubre de 2007

El aeropuerto 3º parte



“¿Dónde se fue este malparido?” gritaba Camilo Torres delante de los oficiales que estaban arribando a la finca luego de asimilar que Carlos se había escapado. Mientras tanto Gladis degollaba una gallina, tomaba con sus manos al pobre animal y lo decapitaba sin siquiera soltarle el cuello. Aunque no era el mejor día para cocinar, Gladis era extremadamente responsable con sus tareas y se había comprometido con un sancocho de gallina para ese mediodía. El cielo se iba cubriendo de una gran nube gris, un aguacero amenazante bajaba desde la montaña. Un silencio gélido invadía el ambiente, aunque pronto una patrulla de la armada interrumpiría aquel instante. Así comenzó la búsqueda del asesino, aquel impune enemigo que se había escapado de las garras del león. Carlos corría entre las matas de los plátanos, su respiración se escuchaba cada vez más agitada, sentía que sus captores estaban cerca, muy cerca de su carnada. De repente las gotas de lluvia comenzaron a caer con mayor violencia, bañando a nuestro prófugo personaje en su enérgica carrera hacia el monte, el grueso de la selva del Darien. El paisa se volvía a repreguntar sobre los detalles de los hechos acontecidos: ¿cómo se habían suscitado?, ¿cuáles habían sido sus motivaciones?, ¿qué extraña fuerza lo había llevado a convertirse en aquella bestia salvaje?. “Señora Gladis creemos firmemente que su vecino, el señor Carlos Sánchez, ha sido el culpable del asesinato de su marido Rubén, que en paz descanse” manifestaba Camilo Torres, el tenaz oficial de policía que no descansaría tranquilo hasta encontrar a Carlos. “Un equipo integrado por los más eficientes militares de la región ha comenzado una ardua búsqueda con el fin de encontrar al prófugo homicida y así poder esclarecer está terrible tragedia”, agrego Camilo. Con este formal mensaje el jefe del DAS de Capurganá logro irritar aún más a Gladis, quien no había derramado una sola lágrima por la muerte de Rubén, algo le impedía hacerlo, un extraño impulso no se lo permitía. El terreno comenzaba a elevarse, las colinas estaban más cerca, y ya el camino marcado que Carlos conocía iba desapareciendo. El paisa empezó a utilizar el machete zigzagueando la cuchilla entre las matas y los arbustos que iban creciendo en tamaño. La lluvia continuaba con la misma intensidad y los árboles oscurecían la vía, creando una ambiente de suspenso terrorífico. A su vez los sonidos de la selva aumentaban, envolvían a nuestro intrépido personaje en su huida hacia lo desconocido. En ese instante sus pequeños pies se toparon con un árbol que se hallaba caído en el piso, y el movimiento despertó a una culebra, una mapaná (Bothrops) que descansaba enroscada en el tronco. La serpiente, reconocible por su típico dibujo en herradura sobre su lomo, se irguió frente a Carlos, abriendo la boca en un ángulo cercano a los 180 grados, lista para atacar a su víctima. El paisa sintió un punzante escalofrío que le recorrió el organismo, una sensación que lo dejó inmóvil frente al adversidad; freno su carrera y quedo encantado frente a la mirada amenazante del venenoso reptil, poseedor de un largo, flexible y delgado cuerpo, mientras este aumentaba su altura y se preparaba para atacarlo. Carlos alcanzó a reaccionar, una milésima de segundo más y está historia tendría otro final. La culebra mostró sus dientes y estiró el cuello a gran velocidad. El paisa, inmerso ya en la pelea, esquivó la mordida y justo a tiempo consiguió desenfundar el arma, miró fijamente a su virtuosa enemiga, y le dio el golpe de gracia, logrando fraccionarla en dos partes antes de caer en manos de su veneno. Luego, cegado por el miedo y la adrenalina, culminó su asesinato cortando a la serpiente en pequeños pedacitos. La lluvia seguía cayendo del cielo, cada vez con más fuerza. Carlos se sentó sobre el terreno, exhausto, mirando los trozos de carne mutilados. Todavía le temblaban las manos y se percató que su machete había desaparecido. Flexionó los codos para ponerse de pie, pero cayó aparatosamente hacia abajo. En ese instante la suave luz que iluminaba la selva se apagó. Una filosa piedra rasguño su espalada, aunque finalmente se sumergió en el estanque de agua, estaba adentro de una cueva. ¿Adónde estoy?, se preguntaba Carlos mientras movía sus pequeños brazos buscando desesperado la superficie. “Estás en casa Carlos, volviste a casa”, una dócil voz contestó a su pregunta….
El paisa salió del agua disparado como un misil. “¿Quién anda ahí, quien es el que anda ahí?” pregunto asustado. “Tú sabes bien quien soy”, un fuerte eco respondió en la oscuridad de la caverna. “Súbete a la canoa que tienes a tu izquierda y rema hacia delante Carlos”. Nuestro personaje escuchó esta afirmación y nadó hacia la embarcación, sin siquiera preguntarse las razones. Flexionó sus pequeños brazos y luego de algunos intentos desafortunados pudo treparse. El bote estaba construido con madera de cedro y medía aproximadamente dos metros de largo por uno y medio de ancho. Tenía un solo remo, y Carlos lo sumergió expectante ante su próxima aventura. A su paso comenzó a distinguir grandes dibujos en las paredes de la cueva, extrañas inscripciones de color blanco que resaltaban en la oscuridad. Lograba distinguir algunas que se asimilaban a animales de la selva, tales como tucanes, guacamayas y tigrillos. En particular se detuvo en una con forma de serpiente. La mirada de ese reptil era idéntica a la de su reciente enemiga. “Carlos bájate de la canoa y trepa por ese agujero hasta llegar a la luz que ves al final del camino, ahí encontrarás tus respuestas”, la suave voz de Rubén se esfumó otra vez. Carlos subió a gran velocidad, estaba expectante, sentía que su vecino estaba vivo, que todo había sido una cruel pesadilla. Cuando cruzó la cueva, nuestro personaje se encontró con una escena que nunca imagino, que ninguno imagino hasta ahora. Allí parado frente a él estaba Camilo Torres, mirándolo fijamente; a su derecha había un pequeño mono tití dando saltos en círculos; a su izquierda completaban la imagen un centenar de animales salvajes, así como también hombres y mujeres de todas la edades que se mantenían en silencio. “Carlos por fin nos vemos otra vez” el pequeño mono se acerco al paisa dando brincos en las filosas piedras que tenía a sus lados. “Carlos tú y nosotros somos energía, capaces de flotar en el aire ó incluso de rotar en otros cuerpos. Te estábamos esperando desde hacía mucho tiempo". Así, luego de estás dulces palabras, el pequeño primate clavó el machete perdido de Carlos en su estomago. Un crudo frío invadió a nuestro personaje, una sensación que comenzó a subir por su cuerpo desde la punta de sus pies hasta la altura de sus ojos. Carlos miró al infinito y sonrió otra vez.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

El aeropuerto 2º parte


El golfo de Urabá es una extensión que recorre 70 kilómetros desde Cabo Tiburón hasta Punta Arenas, un bastión que comparten los departamentos del Chocó, Antioquia y Córdova. Según las crónicas del Fray Bartolomé de las Casas la ciudad de Santa María de la Antigua del Darién, fundada a finales de 1510, fue la primera ciudad americana asentada en tierra firme, y adoptó su nombre en homenaje a la Virgen de la Antigua, natural de Sevilla, España. Esta vieja villa estaba situada en la llamada zona intertropical, ubicada entre el trópico de cáncer y el de capricornio. Carlos tuvo pesadillas muy extrañas esa madrugada, aunque la capacidad de almacenamiento de su cerebro estaba lejos de convertirlo en un orinonauta. El día amaneció despejado, acompañado por un suave viento que soplaba desde la montaña. Cuando abrió sus ojos, pequeños y tristes, Carlos tuvo la desagradable sensación de que un pájaro carpintero estaba tallando la puerta de su próximo hogar, mientras él huía de la guadaña de la muerte. El paisa tenía como objetivo llegar al pequeño baño de su hogar, pero un fuerte zumbido, sumado a un extremo dolor en lo más profundo de las sienes lo devolvieron a su habitual posición horizontal. Él trato de enlazar sus pensamientos, sus últimas acciones antes de caer en el más hondo de los sueños. Sin embrago está tarea se tornaba en una misión imposible. Carlos tenía una estructura corporal muy pequeña. Sus brazos eran cortos, sus piernas arqueadas hacia adentro como dos paréntesis que se buscan en los vértices. La nariz del paisa era aguileña, y sobre la circunferencia de su cráneo tenía un círculo que según su filosofía, demostraba sus años de experiencia. Carlos solía decir “Esta pelada es la experiencia de la vida”, mientras acariciaba la brillosa zona craneal. Esa turbulenta mañana nuestro personaje no se acordaba ningún detalle de la noche anterior. Sin embargo a pocos metros Gladis, la ahora difunta esposa de Rubén, estaba esperando a la policía del pueblo, sosteniendo el cadáver, envuelta en una furia arrolladora. Gladis había encontrado a Rubén al amanecer, tirado sobre el pasto, con una sonrisa en el rostro, y un machete cubierto de sangre a su lado. Ella había llamado a la policía al instante, tal vez habían sido ellos los culpables de la muerte de su esposo, ó tal vez podrían esclarecer los hechos de este crimen. Gladis sospechaba de todos y todo lo que se cruzaba en su camino, sabía que el asesino estaba cerca, pero no sabía cuán cerca. Carlos se levantó finalmente y se acerco al limonero, la sed de la resaca lo había invadido de repente. Preparó una limonada y se sentó, tratando de recordar los acontecimientos del día anterior. De repente bajó la mirada y advirtió que sus pequeñas manos de mono aullador estaban regadas en sangre. “Carlos, Carlos anda por ahí “escuchó nuestro personaje mientras intentaba clarificar el origen de tales manchas peligrosas. El jefe del Das de Capurganá(Departamento Administrativo de seguridad colombiana), Camilo Torres, estaba entrando a la finca, el último bastión habitable antes de la selva del Darien. Camilo tenía destruido el labio inferior, más específicamente el surco horizontal llamado surco labiomentoniano, y esto impresionaba al verlo por primera vez. “¿Carlos, como estás?, mira me acabo de enterar que murió Rubén y quería avisarte para que te acercaras a Gladis, parece que lo degollaron ayer por la noche”, sugirió Camilo mientras Carlos estaba en el baño intentando quitarse la sangre de las manos. "Camilito ya estoy con vos, es que me estoy lavando la cara", Carlos se fregaba los brazos con el jabón de tierra, salpicando el lavado y la puerta del baño. Estaba muy nervioso, las gotas de transpiración caían desde su frente, su cara, su espíritu, mientras imaginaba el peor desenlace de esta historia. Él sabía que tenía alguna relación con la reciente muerte de su vecino, aunque no podía establecer cual, ni podía enumerar los hechos de la noche anterior. Ese era su mayor terror, el haber perdido la memoria inmediata. Afuera mientras tanto esperaba sentado en una baqueta de madera Camilo Torres, el hombre que seguramente se lo llevaría detenido para averiguar sus antecedentes e interrogarlo hasta encontrar su posible culpabilidad. Carlos sabía que había que encontrar algún culpable para resolver esa historia y mantener la habitual tranquilidad en el pueblo. Si hubiese que elegir una escapatoria a esa encrucijada seguramente la ventana del baño hubiese sido la mejor opción, y como Carlos a esa hora de la mañana no podía pensar en otra opción se deslizó lentamente por la rendija del ventanal, y luego de tomar silenciosamente el machete limpió que estaba apoyado sobre la pared trasera de la casa decidió su destino: una carrera hacia el grueso de la selva.
Que sería peor, quedarse esperando su casi segura sentencia en el pueblo, su muerte anunciada ó intentar la proeza de atravesar la impenetrable jungla que se imponía delante de él, esperando a su presa, buscando su próximo destino.

Continuará…

lunes, 17 de septiembre de 2007

El aeropuerto


Estaba caminando por un sendero asfaltado de dos kilómetros de largo y 4 metros de ancho aproximadamente. Volvía de una juntada con los amigos del pueblo, un selecto grupo que se involucraba en las tardes y solía conectar palabras interesantes mientras las horas transcurrían en una cruzada contra el tiempo. Caminó por la pista del aeropuerto hasta llegar al camino de lodo, un pantano rodeado por una vegetación selvática, un campo que crece en flora y fauna hacia arriba, el monte que muestra sus colmillos y respira por la noche. Atravesó el camino saludando al aire, a los caballos, a las culebras; los pocos vecinos que sentían su olor se alejaban de sus pasos, aunque él los perseguía, les hablaba, tomaba sus brazos y sus manos, les prometía un buen número de papayas para la mañana siguiente. Intentaba caminar en línea recta, tarea extremadamente difícil en está situación, teniendo en cuenta que su visión había perdido el sentido del equilibrio y sus pasos eran círculos imperfectos. "¿Qué puto negro me quiere llevar ehhh?, ¿qué puto negro me quiere llevar?" se le oía decir, "Yo pago lo que sea, lo que sea" insistía su voz en la oscuridad. La luna estaba escondida, el brillo de las luciérnagas entregaban algún destello de luz al ambiente. Carlos tenía miedo, aunque ya a sus 44 años había catapultado su vida dedicándose a la bebida. Él pensaba en volver a España, pronto regresaría al viejo continente. Había sido deportado en diciembre, tras una ardua investigación de la migración española. La secuencia había sido simple: "Por Favor el Señor Carlos Sánchez, lo estamos buscando para un trabajo...". Esta vil mentira lo había depositado en un avión directo a Bogotá, para luego transportarlo hacia Capurganá, pueblo fronterizo con el vecino país de Panamá. Él quería volver, pero su única posibilidad estaba en el mar, en el barco de un primo que zarparía hacia Lisboa el próximo febrero. Estaba atrapado en la frontera, estaba varado en Capurganá. Se balanceaba estrepitosamente, aunque no caía nunca al suelo, no hasta el momento. Su tarde había empezado con aguardiente antioqueño, para luego mezclarlo con el roncito Caldás. Su excusa: "Alegramos el domingo gente"; su verdadera razón: los recuerdos paseando con la guerrilla por el monte, las FARC habían marcado buena parte de su vida, sumado al recuerdo de su hija Clarisa, a quien no veía desde hacía muchos años. Caminaba con una pequeña vela en la mano, tal vez para divisar algún animal que anduviera cazando por la noche, tal vez para sumar suspenso a está historia. A lo lejos vislumbro una luz. Pasó la cerca cubierta con alambre de púas y se dirigió hacia ese destello que veía entre toda esa oscuridad. Rubén estaba sentado en el quincho (puede ser también el ante jardín) mientras disfrutaba de la magia que le ofrecía el aire selvático de la noche, sin siquiera pensar en el futuro que se le avecinaba. "Oigalo entonces Rubén" grito Carlos al ver a su vecino. "Usted está bien rascado mi amigo Carlos, venga siéntese entonces, disfrute de la tranquilidad de la noche" le contestó Rubén, invitándolo a descansar después de caminar por el fango, tan oscuro, tan borracho. Fue en ese instante, quizá no estaba premeditado, o quizá lo había pensado toda la noche, cuando Carlos se le abalanzó a Rubén, desmedido en su acto. Rubén intentó quitárselo de encima, aunque la tarea se torno agresiva, imagínense a un toro tomado por los cuernos, peleando contra su torero, firme y decidido en su acción. "¿Qué pasa con usted Carlos? suelteme.... Estás Fueron las últimas palabras de Rubén en este mundo. El frío machete de Carlos atravesó su cuello y lo corto como a una gallina. El silencio de la noche volvió otra vez, envolviendo el ambiente y la vela se apagó de repente...

Continuará.....

martes, 11 de septiembre de 2007

Varieté en Colores (Los niños sorprenden)






La inocencia de un niño. Estas son algunas de las frases que escuchamos ese día

- " Usted es un payaso loco"

- " ¿No me da su autógrafo?"

- " Alegría, alegría "

- " Quiubo parcero !!! "

- " ¿Por qué suben tan arriba si viven tan abajo?"

- " ¿Usted es un circo? "

- " ¿En donde vive usted hay monedas como acá? "

- " ¿Usted es el que estaba vestido de superman? "

- " ¿Y tu mamá dónde está? "


1. intr. Hacer algo con alegría y con el solo fin de entretenerse o divertirse (Muma)

Porque nunca olvidemos a ese niño que todos tenemos dentro y que está ávido por reírse a carcajadas (Camelia).

domingo, 9 de septiembre de 2007

Varieté en colores






5.30, el despertador está sonando muy fuerte, todavía es de noche afuera y una ráfaga de frío está entrando por debajo de la sábana. Estoy en Orange todavía, en el bar donde vivo desde hace ya algunos días. La habitación es oscura, aunque una luz tenue entra por la puerta formando un ojo en la pared. Un par de mariposas de papel mache cuelgan del techo, a la derecha hay un palo de agua y sobre la puerta descansan tres toallas, dos en la parte superior y una en la manija. Las paredes son blancas, aunque algo manchadas por la humedad que debe deribar de un caño perdido en el revoque. Me levanto y camino por el pasillo oscuro ( nota mental: para este trabajo tan meticuloso hay que estar alerta de no golpearse con ningún objeto)hasta llegar al baño. Luego de lavarme los dientes mientras busco abrir los ojos, me preparo el desayuno. Una arepa con manteca y azúcar y un chocolate bien caliente para afrontar el día que tengo por delante. Mientras termino de disfrutar el brebaje me percato de mi impuntalidad frecuente y salgo disparado hacia la avenida 33, lugar recorrido ya por el autor en notas anteriores. Una densa neblina baja por la montaña, una masa de aire condensado que derrocha pequeñas gotas sobre mis hombros. Me subo a la buseta y mientras me siento en el tercer asiento empiezo a despabilarme. Los autos mantienen las luces prendidas, aunque el sol de a poco se va asomando. Bajo a las apuradas y me subo al "Metro de Medellín" (tren y orgullo de la ciudad que se desplaza como el monorriel de los Simpson), en la estación Exposiciones. Me siento en una silla mientras una voz (nose si es mi inconsciente o los parlantes) me da la bienvenida en inglés, y me desea un buen viaje. Luego y tras un rato de espera en la estación me uno a los demás actores, un grupo de artistas rigurosamente elegidos para componer los personajes. Subimos a la montaña gracias al metro cable (teleférico, orgullo también de la ciudad) y llegamos a Santo Domingo, uno de los barrios más hermosos de Medellín. Es una escalera interminable, un pueblo dentro de una ciudad. Algunas casas son de colores, otras simplemente de chapa y están sostenidas por algunos bloques de cemento. Caminamos por esos caminos tan intensos y llegamos a la escuela Santa María. La puerta es azul eléctrico, las paredes blancas y desde allí se vislumbra la montaña, una grada que observa a sus pequeños jugar en la inmensidad. Nos sumerjimos en los personajes, nos vestimos, nos maquillamos, nos preparamos.
Así empezamos a viajar por el mundo Varieté (Creo que todavía estoy viajando)...
"Érase una vez una tierra de fantasía, un paraíso terrenal donde la flora y la fauna convivían en armonía y libertad...

sábado, 1 de septiembre de 2007

Colgado del espejo



Hay tanto humo en la habitación. El ventilador gira de derecha a izquierda, planeando cerca del techo. Él tiene puesto un traje verde oscuro y lo combina con un par de zapatos marrones, bien lustrados. Ella calza un vestido largo y azul, una tela muy fina camina por su cuerpo. Retumban las campanas de la iglesia, un sinfín de golpes perfectamente sincronizados, con el objeto de avisar la hora estipulada por el calendario gregoriano y respetada en toda la superficie de ¿razonamiento?. "Te doy todo" dice cuando la mira a ella. Su cuerpo es una telaraña de símbolos oblicuos, una cintura perfecta, quizá detrás de esos ojos todavía se esconde el mar de fondo, una red turquesa cubre su pupila. Se abrazan y empiezan a flotar en la habitación, perdiendo el sentido de la gravedad. El techo es alto, tal vez supera los cuatro metros. Las paredes están pintadas una sobre otra. Hay un color salmón arriba; el techo es blanco y hacia el piso se desliza un amarillo aguado hasta chocarse con la baldosa bordo que está pulida y brilla. No dejan de mirarse, se enredan las piernas en el aire, todo gira en la habitación. De repente, oscuridad..
Caen al piso abriendo las piernas, formando un círculo perfecto. Una pequeña luz brilla en el espejo, un secreto que va creciendo con el correr del tiempo. La luz se enciende otra vez y los objetos giran formando un triángulo equilatero. Entran al espejo, un campo magnético que absorbe todo con su mirada. Ella se queda, él se va al mundo de la imaginación. Ella se despierta, abre los ojos y asume que solo somos energía que pasa entre el tiempo y los pensamientos. Él todavía la busca en el espejo, está en el mundo de la televisión, el plano físico de la ciencia ficción.

viernes, 31 de agosto de 2007

La vagina del planeta


Lugares que antes eran bonitos;
lugares donde solo se espía la luna;
lugares que siembran sus campos;
lugares que brillan por sus colores;
son a veces lugares pequeños con mucha gente;
son a veces lugares inmensos con poca gente;
Navegar en las aguas del Caribe es mágico; vagar por el hogar de las ranas negras con puntos verdes, las arañas de colores, los monos sonrientes, las lagartijas, las peligrosas culebras (las coral, las boas), los escorpiones esqueléticos, los caballos, los cebú, las hormigas, los cangrejos azules y cientos de extrañas especies que todavía se esconden en lo más profundo, entre los matorrales sin camino, es aún mejor.
Somos un punto más, una especie en la inmensidad....
Un amigo me contó que el Golfo de Urabá es la vagina del planetaaaa, esa chica que no queremos maltratar nunca. Espero que cuando vuelva a pasar por aquí, todavía no hayan barrido el Darien.

lunes, 27 de agosto de 2007

Sonidos

Una música eterna es la que llena mis oídos en la selva. Mis sentidos están alerta y se dejan llevar por el suave silbido de los grillos, el burbujeo de las ranas. El pájaro carpintero trabaja a pico y pala, el calor va subiendo mientras transcurre la noche. Una brisa entra por la ventana, tal vez está respirando algún platanero, quizás todos nutren de oxigeno el ambiente. Escucho caer una fruta, puede que sea una guanábana, quizás una papaya. Algunas ranas hablan, otras comparten su hábitat. Los monos Tití ya pasaron está tarde, las culebras se enroscan en la madera, bajan al río a beber de sus orillas. Estamos en el trópico, estamos en la selva, estamos en el Darien.

Especies que desaparecen

El mar tiene 6 colores: verde, verde agua, verde esmeralda, turquesa, celeste y azul. Volteó mi cuerpo un poco hacia la derecha y encuentro una araña, aunque no una común y silvestre. Tiene 6 patas bien largas y negras y lleva en lo más alto una acentuada franja amarilla. La cabeza es gris y sobre su cuerpo lleva un manto dorado con diez puntos que resaltan con el sol, como si fuesen lágrimas de oro. Observó las palmeras que me rodean y cubren un poco el calor del mediodía. Sobre las rocas que tengo delante camina un ejercito de cangrejos negros, se esconden entre ellas y vuelven a salir; el color de su coraza brilla cuando el mar los empuja y se fusionan con las piedras. Hay una isla en frente, un eslabón que se le escapo al continente, se desprendió sin mucha fuerza y quedo varada cerca de la orilla. Alcanzó a ver en ella una manta de árboles similares entre ellos, desnudos en medio del océano. Estoy parado sobre una alfombra de pasto, cortito y verde. A mi espalda se levanta una casa de dos plantas, que está erguida sobre la sierra pequeña que camina hacia el monte, hacia la selva del Darien. En el segundo piso de la casa hay un balcón protegido por una baranda de madera verde y dos colchones descansan sobre él, se secan a su espalda. Empiezo a caminar por el sendero, camino hacia la playa mirando el piso, buscando colores. Una lagartija me sigue por detrás, moviendo sus patas delanteras en círculos. Esquivó algunos troncos y me sorprendo al ver un conjunto de algas que trajo el mar por la mañana. Saludo al agua pensando en lo fugaz que es el tiempo entre mis palabras y el movimiento de mi cuerpo hacia su cristalina y densa figura. El ruido se apaga, estoy inmerso en otro planeta.

lunes, 13 de agosto de 2007

La vendedora de flores


Cuando una ciudad se une a festejar, es felicidad lo que el pueblo siente, lo que regala a su paso. La tarde de flores dibujo sonrisas en el domingo antioqueño, un gran número de concurrentes asistió a la celebración, un concurso de silleteros y flores entrelazadas en una misma canción. El día amaneció soleado y caluroso, un clima perfecto para la ocasión. A través de expresivos festejos se vitoreó a los que transportaban semejantes estructuras de madera y flores, más de 120 kilos en sus espaldas. Había alegría en los rostros, habían dulces lagrimas en los ojos, había una antigua tradición que cumplía sus jóvenes 50 años. Los abuelos contemplaron el escenario, se enorgullecían al disfrutar de su fiesta, una función siempre colorida. Recordaban está realidad en otro contexto, una ciudad en movimiento. Las familias acomodaron las sillas en hilera, todos gritando al unísono, intenso. Sombreros, artesanías, piñas, chuzos, pochoclo ó crispetas, cerveza, agua ardiente, buñuelos, yogoso, aros de cebolla, de todito y panelitas. El desfile pasó, fugaz y rumbera se volvió Paicity. El sol se fue escondiendo detrás de las montañas, quedando en el aire una suave sensación de placer.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Imaginación 2º parte




Mi respiración está agitada, el oxigeno entra por mi nariz y se desliza por la boca hasta nutrir los vasos sanguíneos, tal vez levita un segundo en los pulmones y aliviando los músculos comienza su estampida hacia afuera del cuerpo, perdiendo su virginidad. La acción vuelve a repetirse siendo un poco más agresiva y viscosa, a veces por la boca, y a veces por la nariz. Intento volver del sueño profundo en el que me ha sometido el inconciente, pensando en saborear algún mango para quitar ese amargo dolor que siento en el alma. Pienso en ella, una mezcla de pasión incontrolable me ata todavía a su cuerpo. Su rostro es una visión en mi cerebro, tan hermosa es cuando la suspiro, como si un corazón latiera adentro de mi cabeza. Mis sentidos tienen la virtud de hacerme dormir, mientras sugestionan figuras y representaciones de espectros delirantes. Mi frente empieza a recalentar el motor de mi juventud perdida, ese tiempo vivido entre el vicio y la chirimilla. He visto a los pobres levantarse contra los ricos, y sin embargo siguen llenando copas de oro, viviendo un frenesí reinventado una y otra vez. En otros tiempos he buscado a los defensores del consumo, a los hipócritas que todavía discuten sobre la desigualdad popular y sin embargo construyen revoluciones de champagne. Es el medio ambiente el que nos va a matar a todos. Imagino una Buenos Aires nevada, imagino a la Paz blanca como una espesa crema sobre grandes tortas de chocolate. Siento un silencio en el ambiente, un silencio reconfortante. Son patrañas que imagina mi inconsciente, una suerte de remolino que altera mis ideas. Recuerdo el río abajo cuando las aguas se teñían de un rojo vivo debido a la corteza de los árboles mezclados con el sabor de los manglares.

Los humanos cuando mueren toman forma, o es sólo una idea retrograda?
Es una pregunta que siempre me he hecho, simplemente un acertijo de la conciencia que suelo dramatizar. Un líquido amarillo se desase entre mis dedos, una marea desagradable al tacto. Escucho voces en el viento y empiezo a sentir miedo, mucho miedo. La luz de las mariposas amarillas me encandila, me da fuerzas para pensar que todos se trata de un sueño, una situación fuera de mi alcance. Intento levantar la cabeza pero está muy pesada. Todo es muy real, tengo muchas dudas, tal vez es momento de acostarse y descansar para siempre. Hasta para estas ocasiones la sociedad tiene preparada una coartada. Desde tiempos inmemorables nos enseñan que al llegar este instante el individuo debe atravesar toda su vida en un microsegundo, hay que entender y solucionar los conflictos que están encerrados en el horizonte. Cierro los ojos y me sumerjo por fin en mis últimas palabras. Me acuerdo de la playa, me acuerdo cuando él sentía que el viento acariciaba su cara, mientras las nubes se acercaban al sol mostrando su mayor expresión, una imagen de fantasía.

Me despierto. Estoy en el mismo lugar que había soñado por años, mi cuerpo está bien otra vez. Me levanto con gran agilidad del piso y encuentro un árbol en donde sentarme y descansar. Al otro lado del río están mis padres, algunos tíos, imágenes del pasado que me vienen a buscar. Me alegro de poder caminar, de sentir mi cuerpo otra vez. Algo no me deja cruzar el río. De repente todo se desvanece y aparezco sólo en el mundo otra vez. Estoy cayendo a gran velocidad por un barranco, estoy a punto de estrellarme contra las rocas, no es el momento todavía, no uno tan estupido. Por fin entiendo todo, todo lo que ví, lo que sentí. La vida después de la muerte, la muerte después de la vida. Los espíritus que habitan estás tierras no son todos los muertos, sino los infantes y los justos. Los señores que se desconectan de lo mundano para vagar por un límite entre dos o más espacios. Ese es el camino que me toca seguir, la tarea que me toca realizar.

Nos veremos la próxima luna llena o será antes mi amor?

lunes, 30 de julio de 2007

Palabras





Televisión, radios, diarios amarillistas, un pueblo vestido de atenciones y saludos cordiales. Las primeras horas de los milicianos en armas, los paracos caminando entre todos, la guerrilla que mira desde el monte más cercano, todos jugando al gato y al ratón. Fumigan las cosechas, el gilfosato flota entre los cultivos de amapola y marihuana, por una deuda con el gobierno norteamericano, un costo aceptable dicen desde arriba mientras más gente se intoxica en la zona del Putumayo. Yy hay traquetos, hay cemento lavado, guarito y luces que brillan por las noches. Tienta la desolación mientras se escupe el vicio que alimenta ese aura permanente. Un viaje largo por Nariño, desde el río Cauca nos cruzamos con el Quindío, tierra cafetera, rozamos Risaralda, pasamos por Caldas hasta encontrarnos con el valle antioqueño. Y amañado paso por Orange, hacemos un asado en la 33 o qué?

miércoles, 25 de julio de 2007

Encuentros inesperados



En un interesante debate de la canción un actor le preguntaba a un músico en que consistían los compases. Estaba convencido que eran una serie de rebotes impensados, una catarata de resortes.
Me senté en la calle, estaba por el Parque de los Deseos buscando el dinero para volver a casa y me encontré con una mirada perdida en la oscuridad. Su historia describía una vida atormentada, un asesinato en medio de su rutina diaria y la búsqueda de respuestas. Nos encontramos en el camino, dos muelles separados por un río angosto, pero unidos por una mirada contagiosa. Había un pedido de auxilio en ella, pero a la vez una sonrisa elástica y cristalina encerraba el ambiente. Intercambiamos algunas palabras, algunos gestos transportaron sensaciones e información. Pasaron poetas y artistas por el aire, mientras me agradecía por un cuento y me obsequiaba una pulsera de colores, una artesanía que brillaba en la oscuridad. Cuando se fue de la escena sólo fue cuestión de pensar en un hasta luego, en un mucha suerte parcera.
El músico pensó en una mariposa amarilla.... Cuantas vuelan por la costa, cuantas veo cuando camino por la costa

viernes, 20 de julio de 2007

Feliz día gente!!!!!!



Es una ocasión donde los amigos se juntan, se come un rico asadito en lo del Karto, ó se sale a pachanguear a alguna disco tecno/rockera de la gran Baires. Es una noche donde aparecen el Román, Tincho y Luqui Molinari, donde quizá Fede se descontrola y Paul caé a las 3 de la mañana. Es una noche donde Mecha, Kaze y Caro Ruda organizan el evento, y Dani, Fer, Gonza y Barbie se copan y los siguen al supermercado. A la hora llama Barj y pide que lo cuenten también. Es una noche donde aparecen Martín, Sebi, Ezequiel, Guido, Gastón y toda la banda de Flores; Es una noche donde Belgrano se hace presente, Sergio, Coco, Tute, el Chacha, Nacho y hasta Fer Cziment.
Señores/as, aunque sea un día comercial y el día de la independencia colombiana, siempre que haya rumba allí estaremos.
Se extrañan esas charlas, esos momentos, pero seguimos por el camino de la imaginación....
A todos los demás que quizá están en otros asados, en otras pachangas, pero que están presentes en la noche de la amistad....

Alegría desde el corazón de Medellín para toda mi gente, Los quiero mucho.

Maxeta.