jueves, 24 de enero de 2008

Maikol el gnomo y la magia de los árboles



¿Qué linda es la Luna cuando aparece detrás de la montaña no?.
Fue ayer la última vez que caminé por Corrientes y Mario Bravo o tal vez estoy volviéndome loco. Anoche me desperté sobresaltado, pensé que estaba en Sarmiento, la persiana estaba baja, la habitación vacía. Me levanté y salí de la carpa, respire el aire puro que venía del mar y me puse a pensar ¿Cuantas lunas pasaron ya?
Hubo alguna en Perú, me acuerdo de una especial en Quito, ufff tantas en Medallo y esas maravillosas lunas de Cuyagua, esa luna que el mar ve salir naranja desde atrás bien atrás y despide cuando todo se está aclarando, al sur bien al sur.
Estoy sentado sobre una roca, en la arena, mientras ella duerme. La viejita está al lado mío, me mira y mueve la cola cuando la llamo, tan linda. Empiezo a caminar por la playa, los gegenes me persiguen, saben que en pocos minutos el sol volverá a brillar y tendrán que esconderse hasta el atardecer. El día está precioso, ni una nube cubre el cielo azul, que logra verse casi completo. Cruzó la boca del río Cuyagua, que se mezcla con el agua del mar, y empiezo a buscar leña, algún palo de bambú que haya quedado en el piso. Veo a Martín Pescador planeando por el río, algún pájaro carpintero haciendo su casita y como siempre la Viejita que me sigue de cerca, cuidando mis pasos. Mi andar es tranquilo, contemplando la madre naturaleza, nuestra madre tierra que tan espectacular es, tan brillante, tan mágica. De repente a lo lejos veo algo que se mueve, rápido salta de una roca a la otra. La perra empieza a ladrar y corre detrás de este nuevo personaje. Logró ver sus movimientos, son ágiles, como si no le gustará que lo vean...
¿Quién será este personaje?, ¿Qué estará buscando?
Continuará....

3 comentarios:

Camelia dijo...

Hola sobri!! Es bueno volver a leerte en el blog.Me resulta corto, quisiera algo màs extenso.
Se te extraña mucho, mucho.Y se te quiere de igual modo.
Beso. la tìa came

Anónimo dijo...

Otro comentario más... me muero si es un gnomo, que rico!!!

En Nechí, Colombia, me desperté una vez con un morado en la pierna y dos rasguños, sólo me parecieron raros los rasguños por que con sólo mirarme feo me salen morados, así que esa parte se la atribuí a lo que es corriente en mí, tener un colorcito verdoso colorado raro en cualquier parte de las piernas, pero ese día me puse cun shortcito por el calor que hacía, de pronto las personas me señalaban, y muy seguros y tranquilos decían la mordió un duende, y escuchar eso me tocó como por cuatro días más, me daban recomendaciones de darle la orden al duende, así no lo viera, de que fuera al mar a traer agua en un colador, de esta forma él se iba a quedar haciendo una labor imposible y no iba a volver... la verdad es que el mar no estaba lejos, y no sé si se iba a tener que robar un colador o él tenía, y cómo la gente del lugar daba por sentado que aunque me había mordido, me iba a obedecer si nisiquiera había pedido permiso para hacer lo que hizo... Pero por la noche pensando en su carita maliciosa y sus dientes extraños y más bien grandes según los rasguños que tenía, solté la orden al aire, por qué al fin y al cabo qué sé yo de lo que existe y lo que no, pero como no sé optó por que todo existe menos lo malo que con amor lo borras... ves? lastres de generación pitufos... bueno dejo de divagar.

Clau Helena

Lycette Scott dijo...

Fascinada de leerte nuevamente, tu libro que te compré en Cuyagua me ha fascinado