lunes, 9 de julio de 2007

Instalado


Un viento cálido y seco me invitó a quedarme. Estoy contento de sentarme en el pasto y mirar hacia la montaña, una luz que rodea con su canción. Escuché que hablaban dos miradas, se comunicaban de pupila a pupila, inclinando los parpados, y doblando las cejas. Estaban buscando distintos significados, descifrando como crecen los árboles, como obsequian un fruto sobre una manta verde. En una itinerante función, cayó otra tarde en Medellín.

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